El diletante
tiene respecto al académico una ventaja muy señalada. A él se le revela de
tanto en tanto el placer del bosque, mientras al segundo le es prácticamente
imposible, pues ha hecho de los árboles la fuente de su sustento y sus encías
se hallan ya, demasiado irritadas por el aserrín.
miércoles, 27 de junio de 2012
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